¿Te pasó alguna vez que el cuerpo te pide una pausa, pero la mente no afloja?
El yoga restaurativo llega para eso: para enseñarnos a detenernos, a respirar más profundo y a descansar de verdad.
Este estilo de yoga —también llamado yoga terapéutico— nos invita a soltar tensiones, a recuperar energía y a reconectar con el cuerpo desde el descanso y la suavidad. Fue desarrollado por el gran maestro B.K.S. Iyengar en los años 70, con una mirada muy precisa y amorosa hacia el cuerpo, buscando alinear, sostener y sanar.
La belleza del yoga restaurativo es que no necesitás experiencia ni fuerza física para practicarlo. Está pensado para todos los cuerpos, todas las edades y todos los momentos de la vida.
Ya sea que estés recuperándote de una lesión, con estrés, con insomnio, o simplemente con ganas de encontrar un momento de paz en medio del ruido… esta práctica te abraza.
Usamos elementos como mantas, bloques y almohadones para sostener el cuerpo en posturas cómodas, durante varios minutos. Así, el sistema nervioso puede relajarse por completo y la energía se reorganiza con suavidad.
Con posturas cómodas y sostenidas durante varios minutos, esta práctica te ayuda a soltar tensiones físicas, mentales y emocionales.
Y sí, ¡también la practicamos en nuestro espacio en Puerto Madero! Un rincón de calma en medio de la ciudad, donde podés regalarte una pausa profunda y volver a vos.
Beneficios del yoga restaurativo
Más que una serie de posturas, el yoga restaurativo es un verdadero mimo para el alma. Algunos de sus beneficios:
· Reduce el estrés y la ansiedad
Al bajar el ritmo, tu cuerpo y tu mente entran en modo reparación. Es como una siesta consciente, pero más profunda.
· Mejora la flexibilidad
Sin forzar. Solo con el tiempo, el sostén adecuado y una respiración tranquila.
· Alivia dolores crónicos
Ideal para quienes sufren de espalda, cuello o tensiones acumuladas. El descanso también cura.
· Aumenta la conciencia corporal
Aprendés a escuchar tu cuerpo y responderle con amor.
· Mejora la respiración
Respirar profundo se vuelve más natural y placentero.
· Favorece un buen descanso
Muchos alumnos me cuentan que después de una clase duermen como bebés.
Posturas básicas del yoga restaurativo
Algunas posturas simples y poderosas para comenzar a disfrutar de esta práctica:
1. El pez con apoyo (Matsyasana), para abrir el pecho y aflojar la espalda.
- Acostate boca arriba.
- Colocá un bloque bajo los omóplatos y otro bajo la cabeza.
- Dejá caer los brazos al costado del cuerpo.
- Cerrá los ojos y quedate ahí unos minutos.
2. El ángulo atado reclinado (Supta Baddha Konasana), abre suavemente las caderas.
- Acostate boca arriba y uní las plantas de los pies.
- Dejá que las rodillas caigan a los costados.
- Poné un almohadón o bloque bajo cada rodilla para sostenerlas.
- Ideal si corrés, andás en bici o pasás muchas horas sentado.
3. Piernas en la pared (Viparita Karani), un alivio para las piernas cansadas.
- Acostate cerca de una pared y subí las piernas contra ella.
- Relajá los brazos y la cara.
- Excelente si trabajás muchas horas sentado.
4. Postura del niño (Balasana), un abrazo para vos misma/o.
- Arrodillate y sentate sobre los talones.
- Incliná el torso hacia adelante y apoyá la frente.
- Podés abrir un poco las rodillas y estirar los brazos.
- Es muy buena para relajar la espalda y las caderas.
5. Savasana (Postura final de descanso), cerrá los ojos y soltá las… todas las preocupaciones.
Simplemente acostate boca arriba, con ojos cerrados y soporte bajo las rodillas si querés. Dejá que el cuerpo se derrita en el suelo.
El yoga restaurativo no es una clase de esfuerzo, sino de entrega. No tenés que hacer más, tenés que hacer menos.
Venís con lo que sos, y te vas con lo que necesitás.
«El yoga nos enseña a curar lo que no es necesario soportar,
y a soportar lo que no se puede curar.”
— B.K.S. Iyengar
Con cariño,
Ángela