Nutrición consciente y yoga (sin dietas rígidas)

Más que una dieta, el yoga propone una manera de vivir. Nos invita a escuchar al cuerpo, a percibir lo que necesita y a honrarlo con cada elección. La nutrición consciente no busca la perfección, sino la presencia: comer con calma, saborear sin culpa y reconocer lo que verdaderamente nos nutre.

Cuando comemos en silencio, el cuerpo empieza a hablar. Nos dice cuándo está satisfecho, cuándo algo le pesa o cuándo necesita ligereza.
Elegir alimentos frescos, naturales y simples favorece la digestión y prepara el cuerpo para una práctica de yoga más fluida y liviana. Pero más allá de qué comemos, importa cómo lo hacemos: con atención, gratitud y amor propio.

Observar cómo te sentís después de comer —si aparece energía, pesadez o sueño— es un acto de autoconocimiento. No se trata de prohibir, sino de cultivar una relación más amable con lo que te alimenta, entendiendo que cada comida también puede ser una meditación.

Ejercicio para practicar en casa

Elegí una comida o merienda del día y comé en silencio, sin celular ni distracciones.
Tomate unos segundos para mirar el plato, oler los alimentos y agradecer.
Mientras comés, sentí la textura, el sabor, la temperatura.
Comé despacio, notando el momento en que el cuerpo dice “basta”.
Esa pausa —esa escucha interna— es una forma de yoga también.

Al comer con conciencia, cada plato se convierte en un acto de gratitud y conexión con la vida.
En EYO Yoga Madero, compartimos esta mirada integral del yoga: donde cuerpo, mente y alimentación se armonizan para crear equilibrio y bienestar desde adentro.

“Cuando el alimento es puro, también la mente se vuelve pura.” — Bhagavad Gita

Scroll al inicio